El caso es que sin saber muy bien como correr, sin conocer el recorrido, sin haber preparado la carrera con series y con algún kilito de más de navidades, es decir, a la buena de Dios, salí corriendo como un galgo a lo que daba el cuerpo.

Tocó sufrir, porque las marcas no caen porque si. Los cuatro primeros kilómetros fueron fáciles. El recorrido es rápido, a dos vueltas, y la primera parte en ligera bajada. Permite correr a tope y guardar unos segundos que luego van a hacer falta porque el retorno a la salida pica un poquillo. En la segunda vuelta las fuerzas empezaron a escasear, a partir del seis un poco de flato me hizo bajar el ritmo, igual que me pasó en Aranjuez, pero esta vez no me pilló de sorpresa y pude superarlo de forma que para el ocho ya conseguía pelear otra vez contra el cronometro. Así llegué a la última recta viendo el reloj todavia en 37:XX, así que con un acelerón de lo que daba el cuerpo pasé el hichable de la meta.
Total según mi reloj 37:55 y según el oficial 37:56. La carrera se me hizo un poco corta pero todo el mundo dice que está bien medida, así que doy la marca por buena y me la guardo con una sonrisa enorme.
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