
Ya volvimos del camino y como siempre con unos preciosos recuerdos en la memoria. A pesar del frío, la lluvia y sobre todo el viento lo pasé muy bien en compañía de la preciosa Pétalo.
De Logroño a Burgos según lo planeado con esfuerzo y cansancio pero buen ánimo y luego un merecido descanso el el parador de Lerma con su correspondiente lechazo y otro día de vinos por Aranda de Duero.
¡Como me gusta Castilla y León! Cualquiera de sus capitales es acogedora, fría en el clima y cálida en el corazón, pero sobre todo Burgos, con su expléndido albergue de peregrinos, esa inmensa catedral con ese simpático papamoscas, y sobre todo el morito y sus raciones.
Siempre nos quedará Burgos.

Saldré a lo que de el cuerpo y a ver hasta donde llego. Como siempre, será divertido, nos espera una mañana no tan fría como las anteriores, un día bueno para correr y luego la comida en el rana con los amiguetes. Aranjuez siempre es una mezcla entre carrera y fiesta. Ya os contaré.
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